Cuántas veces hemos señalado que el Gobierno de Cristina Kirchner ha expuesto al Grupo Clarín como ningún otro en la historia de nuestro querido país. Hace un tiempo lo dijo en un interesante análisis Jorge Fontevecchia ,CEO de Editorial Perfil: “Kirchner ya logró infligirle al Grupo Clarín una ´seria derrota´ al establecer en todos los ciudadanos que Clarín adecua su visión de la realidad a causas extraperiodísticas y extraideológicas".

1)La pegatina en la vía pública de carteles con imágenes de periodistas que trabajan en medios del Grupo Clarín.
2)La agresión callejera a Fernando Bravo
3)La amenaza al periodista del sitio de Perfil.com
“Cualquiera puede indigestarse si se le da la gana con lo que digan Santo Biasatti, María Laura Santillán, Marcelo Bonelli, Eduardo van der Kooy, Nelson Castro, Ricardo Kirschbaum, Joaquín Morales Solá, Gustavo Sylvestre, Daniel Santoro, Ernesto Tenembaum, Marcelo Zlotogwiazda o Edgardo Alfano. Pero, al menos, no debería pasarse por alto que lo que ellos dicen lo hacen mirando a cámara, poniéndole la firma e, incluso, dejando su casilla de mail para que quien lo desee deje su comentario, por más crítico o amenazantemente anónimo que sea el mensaje. No los convertiremos aquí en héroes por eso. Claro que transformarlos por eso mismo en blancos móviles suena a demasiado. (…)Todo ese costo lo pagan Cristina y Néstor Kirchner. Nadie más que ellos, autoridades electas, promueve esos ridículos métodos de combate. Tal vez sería deseable que alguien como Estela de Carlotto llamara a sosiego y pusiera tanto énfasis en condenar estas prácticas dignas de archivo como en esclarecer de una buena vez el Caso Noble”
Lo único que logra el Gobierno es perjudicarse y que la gente se ponga a favor del atacado. Al Gobierno le cuesta entender que no es lo mismo el Grupo Clarin que Rodis Recalt, cronista de Perfil.com. Menos aún, al interior del Grupo, que no es lo mismo Nelson Castro que Joaquín Morales Solá. Y eso sucede por la ya múltiple veces analizada lógica del amigo-enemigo.
Es muy extraño que funcionarios tan fuertes como el Jefe de Gabinete Aníbal Fernández no se de cuenta que al único que favorecen es a Cobos. Fernández, la mayoría de las oportunidades con razón, ha sido uno de los que más ha criticado al vicepresidente. En los últimos meses lo llamó: “traidor”, “Heidi”, “inquilino de Lucifer”, “jefe de una banda”, “facista”, etc.
A esta altura lo mejor que puede hacer el Gobierno es dejar que Cobos haga lo que quiera y con calma recurrir al archivo. El resto no suma.